Jóvenes, originales e independientes. Así se definen los miembros de la Asociación Arqueros, que nació gracias a la red. En muy poco tiempo reunieron a un gran número de vecinos del nuevo barrio del sur de Zaragoza, Arcosur. Gracias a todas sus iniciativas, la mayoría de ella a través de la red han conseguido una gran presencia pública y ser uno de los grupos vecinales de mayor presión y presencia en la capital Aragonesa.

Hace unas semanas, las consideraciones sobre la propiedad intelectual y la difusión de contenidos en internet que incluía la Ley de Economía Sostenible provocaron una descomunal revuelta en la red. En pocas horas existía un manifiesto con miles de adhesiones y la ministra de Cultura no tuvo más remedio que sentarse a escuchar a algunos de sus promotores. Internet se revelaba como un poderoso instrumento de debate público y presión política.

Aunque a menor escala, estas fórmulas de participación también han llegado a Zaragoza, por ejemplo en las nuevas urbanizaciones de la periferia. Pero el poder de este nuevo modelo de activismo no se queda solo en los barrios. La defensa de causas (la de salvaguardar la escultura Splash es una de ellas) o la creación de plataformas de oposición, como la que ha surgido en contra del tranvía o de Expo Paisajes 2014, han traspasado las fronteras del mundo virtual para alcanzar el debate real.

¿Pero de dónde salen estos ‘vecinos.com’? En general, son jóvenes, con acceso a nuevas tecnologías y que, sin subvenciones y destinando recursos escasos, influyen en el debate gracias a los blogs, los foros o el efecto ‘viral’ de las redes sociales como Twitter o Facebook. Algunos de estos grupos se consolidan, otros desaparecen. Pero son vecinos que no reclaman cauces de participación normalizada. Simplemente participan y ya está.

“A los nuevos barrios llegan jóvenes urbanos que se manejan en internet y que no tienen la identificación política propia del movimiento vecinal convencional. Entonces, se producen agrupaciones en base a intereses. Es una forma de vincularse a la comunidad”, explica el sociólogo y experto en nuevas tecnologías, Juan Pradas. Parque Goya y Valdespartera fueron los precursores. Después les siguieron los Gondoleros de Parque Venecia y los Arqueros de Arcosur. A través de los foros intercambian datos y organizan acciones. Llegan a mucha gente en poco tiempo, a diferencia de las entidades vecinales tradicionales. “Las demandas más sofisticadas vienen de estos colectivos”, dice.

Un ejemplo es el de los Arqueros, una asociación que nació en internet. “Nos conocimos a través de los foros. Fue entonces cuando decidimos hacer una asociación y crear una web para atraer al mayor número de gente”, recuerda su presidente, Antonio Almudí. Nadie conocía a nadie, tiraron de los contactos de cada uno para ir creciendo. Y con muy poco dinero: 15 euros de cuota anual y 50 euros para mantener la web. “Y mucho móvil”, comentan entre risas.

Hoy, tienen a unas 600 personas en su lista de correo electrónico. La ‘arquera’ Eva Galán explica que los propios estatutos establecen el ‘e-mail’ como fórmula de comunicación. “Solo una señora nos solicitó que las cartas le llegaran por correo ordinario”, dice.

Alfonso Carlos Hermosilla, de la Asociación de Vecinos de Valdespartera, señala que la entidad también nació gracias a internet, aunque en este caso la Federación de Barrios de Zaragoza actuó como catalizador. “Las nuevas tecnologías significan rapidez y un medio de comunicación brutal”, comenta.

Estas nuevas entidades admiten que se mueven por un interés propio. “Queremos una vivienda y que se dote de equipamientos al barrio”, comentan los ‘arqueros’. Y además hacen gala de apartidismo e independencia. En este sentido, las asociaciones y plataformas surgidas al calor de internet tratan de utilizar a los partidos como arma y no al revés, como ha venido ocurriendo con el movimiento vecinal clásico. Al menos, de momento. “En muchos casos, ni siquiera votan”, indica Juan Pradas.

Pero estos movimientos sociales en la web no se circunscriben a la reivindicación de un barrio. Un buen ejemplo es la plataforma www.zaragozasintranvia.com. Detrás de esta dirección hay un grupo de seis amigos, jóvenes profesionales que se han unido en torno a un interés común: su rechazo al tranvía. En pocos meses han reunido más de 10.000 adhesiones en internet, 5.000 firmas en la calle y han convocado una manifestación.

“Nos atrae cierto interés por la política en general y la municipal en particular. Nuestra palanca es internet, el medio más ágil y que, con menor coste, llega a más gente”, afirma Santiago Pabán uno de los integrantes de esta plataforma. “Queríamos dejar de ser meros espectadores y actuar. Los políticos trabajan para nosotros, pero cuando dejan de hacerlo, queremos que se sepa que no nos parece bien”, añade Paul Schlieper.

Dicen ser “una plataforma política no partidista”, que funciona con medios propios y cuyos integrantes trabajan gratis por la causa. “No estamos en contra del PSOE ni del alcalde. Nuestra preocupación es ciudadana. Queremos informar, porque nos parece que es un mal proyecto”, insiste Manuel García, otro de los miembros de la plataforma.

Se desmarcan del movimiento vecinal tradicional, “que está politizado y que el Ayuntamiento financia”. “Nosotros somos independientes, decimos lo que pensamos, guste o no”, comenta Paul. Según Santiago Pabán, “internet abre más posibilidades de participación y de contacto democrático”.

En definitiva, son los formatos de participación para la ‘generación 2.0’. A esta estrategia se suma la plataforma Zaragoza Ciudad Compacta, contraria a la Expo 2014 y que defiende otras inversiones para los barrios. Aunque tiene vínculos con el movimiento ecologista y vecinal tradicional, asume las nuevas herramientas porque “el acceso a los medios y a los políticos es complejo”.

“Internet tiene exceso de información, pero favorece que participe mucha gente que no tiene tiempo. El formato tradicional es el de las asambleas, pero nosotros reducimos el trabajo presencial. Hemos creado listados potentes para enviar información, así como grupos cerrados en internet para trabajar sin perder tiempo”, explica uno de los integrantes de la plataforma, David Arribas.

El sociólogo Juan Pradas subraya el potencial de estos movimientos, pero plantea cautelas. En primer lugar, como en muchos casos no hay un líder claro, “es más difícil la interlocución” y su modelo asambleario hace que “les cueste conseguir acuerdos”. Y recuerda que a veces estos colectivos de internautas “caen en el error de sobrevalorar su capacidad”. “Su representatividad ciudadana es complicada, por ejemplo por la edad, porque la presencia femenina es menor o porque los inmigrantes no están. No se puede decir que son la población en general”, afirma. Pero admite que este modelo de participación irá a más y se irá perfeccionando. Es solo cuestión de tiempo.



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